Tutellus está configurando un nuevo modelo educativo con blockchain

El aprendizaje colaborativo introduce en los procesos de formación, incluso en el sistema educativo, prácticas, realidad y campos que antes estaban fuera. La extrema formalización del sistema educativo tradicional, que es uno de los sistemas más rígidos, tiende a clausurar múltiples realidades, cuando cierra las puertas de sus aulas. Hay que reconocer que ha habido esfuerzos por generar algunas aperturas, por cierta adaptación a las exigencias de los cambios, como lo muestra, en nuestro país, la mayor variedad de grados y postgrados.

El aprendizaje colaborativo lo que pone en relación, a través de plataformas, son individuos que quieren aprender e individuos que quieren enseñar. De esta manera, se captan nuevas energías formativas, que tienden a estar bloqueadas por los sistemas formales de educación, ya sea porque exige mostrar certificados previos de entrada a demandantes y ofertantes, ya porque opone fuertes filtros para la introducción de contenidos. Filtros que, por otro lado, suelen estar puestos por los actores que ya están dentro de las instituciones, de manera que éstas terminan ofreciendo solo lo que pueden ofrecer en función de los recursos de que disponen.

Así, con la colaboración entre individuos, tanto en los mercados de bienes y

servicios, como en el aprendizaje, se abren nuevos mundos internos. Cuando el mundo parecía agotado, sin posibilidades de ir más allá, se abren numerosos mundos a nuestra mano, como el que nos muestra Tutellus.

Esta plataforma, que empezó como empresa de aprendizaje colaborativo, está reinventando el modelo de educación tradicional con la ayuda blockchain. Y de paso, está configurando un nuevo modelo de reparto de beneficios más justo en la denominada economía colaborativa. Un modelo, donde todos salen ganando: alumnos, profesores y empresas.