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CGS podría esconder el embrión de la criptobanca del siglo XXI

El problema de ahora con las ICO es semejante al que se vivía en la Florencia de los Medici: muchos quieren invertir, pero frecuentemente no se dan las bases de confianza para hacerlo. Los white papers o el detalle de las propuestas de negocio son necesarios. Pero ocasionalmente no suficientes como fuentes de confianza. La mayoría de las veces no se conoce a los promotores de la oferta de esa nueva moneda. Por ello, la solución, si seguimos el patrón ya conocido, está en mediadores que protejan o, al menos, insuflen confianza en estos nuevos criptoinversores.

Esta reflexión viene al hilo del nuevo sitio que los chic@s de Icofunding acaban de lanzar al mercado. Se llama Coin Governance System (CGS), al que ellos definen como un sistema de gobierno de monedas impulsado por la multidud. La pregunta es si tras el papel que proponen como mediadores descentralizados de la confianza en las ICO se esconde el embrión de la criptobanca del siglo XXI.

Cuando los Medici inventaron la banca, estableciéndose como puente entre los ahorradores y los empresarios, a cambio de un precio por su trabajo de mediación, eran conscientes del nuevo mundo que inauguraban. De hecho, sin este invento hubiera sido imposible el paso hacia el otro Nuevo Mundo, facilitando la gesta de las grandes empresas de navegación hacia tierras tan ignotas como prometedoras de enormes fortunas.

De hecho, lo que conocemos hoy como sociedades mercantiles tienen su origen en estas aventuras civilizatorias. Y es que, con la creación de la banca, no solamente se trazó una línea entre ahorradores e inversores, beneficiando a ambos, sino que se reorganizó el conjunto de la sociedad, generando, a su vez, nuevas organizaciones: empresas, asociaciones de inversores, banca comercial, letras de cambio, créditos al consumo, etc.

Pues bien, el corazón de aquél invento, como ocurre con la banca actual, estaba en la gestión de la confianza. Los ahorradores confían su patrimonio en los bancos, que, a su vez, lo trasladan a inversores en los que confían. Y por el hecho de que los primeros no confiaban –tal vez ni siquiera conocían- a los segundos, los bancos obtenían beneficios por mediar en este flujo de confianza.

En los momentos actuales de la criptoeconomía, parece experimentarse algo parecido a los sucedido hace más de cinco siglos. Unos sujetos llenos de ilusión e ideas con nuevas propuestas de negocio e inversión necesitan capital, socios capitalistas y, seguramente, primeros usuarios de sus propuestas. En busca de financiación, llevan a cabo las denominadas ICO, creando “su propia moneda” en forma de token, que, a su vez, establece su intercambiabilidad más o menos directa con las criptomonedas.

En breve escribiré una información sobre CGSen CriptoNoticias


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